¿Podemos reprogramar el cerebro?
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¿Podemos reprogramar el cerebro?
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La asombrosa inteligencia de una neurona
La inteligencia que puede llegar a tener una única neurona ha estado infravalorada hasta ahora y sin embargo ella sola, es capaz de reconocer el sentido del tacto, o de activar la función de toma de decisiones, o de aprendizaje, sin mediar ayuda alguna.
Hoy sabemos, gracias a la rápida evolución de las neurociencias, que el cerebro humano es el objeto más complejo del universo, compuesto por diez mil millones de neuronas o células nerviosas, que además, cada una de ellas puede tener, a través de sus prolongaciones (axones y dendritas) miles de conexiones sinápticas instantáneas con otras neuronas (traslado de información de unas a otras en las sinapsis o puntos de encuentro).
Lo cual quiere decir que en mi cerebro, en teoría, se cuentan por billones las conexiones, enlaces o sinapsis, las cuales ocasionan unos impulsos eléctricos que viajan por el cerebro a una rapidez de 320 Km. por hora, configurando mi personalidad. Alucinante ¿no?.
Esas conexiones conforman una red neuronal que sirve para controlar las funciones físicas y químicas del individuo, cuyas reacciones se producen a causa de los neurotransmisores, hormonas que son mensajeros químicos, con estimulación eléctrica.
Las neuronas que, por cualquier causa, no se conexionan, mueren por falta de actividad es decir, sin conexión no hay vida. La sabiduría popular dice de una persona poco activa “que se le han secado las neuronas por falta de uso”. A veces lo más sencillo y lo más evolucionado se dan la mano.
En cambio, nuevas experiencias pueden activar las células creando nuevos axones, sobre todo en el período de la pubertad y juventud, y cuantas más veces se repita una conexión, más fuerte será la ruta (o autopista) informativa. Cuantos más intereses tenemos en la vida, mas “despiertos” nos mantenemos, mejor se conserva el cerebro.
Mis recuerdos escolares me hacen revivir cuantas veces debía escribir las tablas de multiplicar para sabérmelas “de corrido”, y cuantas pautas de conducta fueron escritas para “memorizar lo prohibido” y ahora me sorprende la ciencia neuronal informando que cuantas más veces se repita una conexión, más fuerte será la ruta (o autopista) informativa. Así que ahora aquellos interminables castigos escritos, cobran un sentido pedagógico.
Pero lo importante es que podemos aumentar nuestras capacidades, porque tenemos pruebas de que el desarrollo es un proceso continuo, gracias a la sucesión de imágenes que nos van proporcionando los sentidos y como dice el profesor Karl Vogt, “el cerebro humano segrega pensamientos como el estómago jugo gástrico, el hígado bilis y el riñón orina”.
Lo fundamental es que, por ejemplo, mi respiración depende del bulbo raquídeo, y mi equilibrio del cerebelo; que la pequeña amígdala genera las emociones; que el hipotálamo regula mis deseos de hambre y sed; que no podría soñar sin el mesencéfalo en buenas condiciones; que mis sentimientos de amor, odio, envidia, tristeza o alegría son productos elaborados en mi sistema límbico.
Así, como enseñan los neurobiólogos, no se necesita ningún “espíritu” invisible que los ponga en marcha. De sorpresa en sorpresa, de asombro en asombro, voy constatando que los experimentos científicos lo reducen todo a impulsos eléctricos, originados por las combinaciones químicas de las hormonas.
La sabiduría de la medicina China, con unos cuantos siglos de avance sobre la tradición médica occidental, confirma que todo funciona por el fluido eléctrico del cuerpo; por eso insertan agujas de acupuntura sobre determinados centros energéticos, que activan el impulso eléctrico de los meridianos relacionados con los órganos, para sanar y desbloquear la energía estancada ahí. .
Al final de todos los galimatías científicos de los siglos pasados hasta ahora, resultara que a pesar de de "cada librillo es de su maestrillo" lo que diferencia las lecturas solo serán las tapas y la presentación, porque en el contenido, la Verdad, coincide en todas las culturas...
Sabemos que la Glándula Pineal, es la productora de una hormona, que bautizaron como “melatonina”, con la singularidad de que esa fabricación sólo se produce por la noche, huyendo de la luz. Esta melatonina pone en marcha el reloj biológico de los animales, es decir, que rige el ritmo vital de todos los vertebrados.
Esto explicaría las “depresiones de invierno” y la euforia primaveral, ya que la luz frena la producción de ese componente químico. ¿No es maravilloso? Ya sé por qué “la primavera la sangre altera”: porque hay menos melatonina en mi sangre. Y posiblemente esa es la razón que los maestros místicos recomiendan despertar con el sol y dormir cuando sale la luna, y .a lo mejor, el consejo no es tanto por misticismo sino por conocimiento del cuerpo humano, porque eso alargaría la vida humana.
Emociones y Sentimientos
No obstante, aún no he llegado a comprender por qué pienso, razono y puedo ser creativo.
Una cosa son los sentimientos, las emociones y las reacciones involuntarias de mi personalidad, pero ¿qué me hace diferente a los demás mamíferos? ¿Qué hace diferentes a hembras y varones?
Leo en algún libro que los cerebros de hombres y mujeres presentan algunas diferencias, y por tanto sus funciones también difieren. Por ejemplo, los dos hemisferios femeninos del cerebro “charlan” continuamente entre sí, lo que les produce un flujo de dopamina, la productora del placer neurológico, mientras que los masculinos pueden guardar silencio durante horas. Es sabido que los fetos empiezan teniendo un cerebro femenino pero, a las ocho semanas, los incipientes testículos de los varones comienzan a producir testosterona, que se multiplica con la pubertad, quedando esclavizados a ella el resto de la vida, como nos enseña el doctor Brisen diñe, neuropsiquiatra americano.
Por su parte, asegura el mismo profesor, las hembras son las que en realidad seleccionan al macho que les conviene. El feminismo podría tener una base científica. “La condición sexual básica o primaria en el ser humano es la femenina. La naturaleza masculina es fruto de un trabajo de corrección de esa estructura básicamente femenina”, asegura Hugo Liaño, Jefe de Neurología de la Clínica Puerta de Hierro, en su obra Cerebro de hombre, cerebro de mujer (1988).
Si ahora me dejara llevar por mis devaneos mentales, podría decir que la creación del mundo según la Biblia surgió de la oscuridad pasiva de la materia que se dejó penetrar por la Luz activa, simbolismo dual aplicable igualmente a la pareja mujer/hombre, pero bueno esto es solo una elucubración intrascendente, aunque no imposible, ya que a lo largo de mis investigaciones, voy comprobando que aun antes de que la Ciencia Quántica fuera ciencia, y planteara que todo es una probabilidad, la tradición hermética y aun mas el Budismo, me habían dado las mismas respuestas a mis múltiples dudas. Lo genial será cuando todos reconozcamos que no hay diferenciación vayamos por el caminos que vayamos.
Mente Emocional, Mente Racional
La identidad de género sólo se puede explicar por el cerebro. Están en un error tanto los que hablan de enfermedad como los que acusan de viciosos a los homosexuales. Está demostrado, por ejemplo, que el hipocampo es mayor en el varón que en la hembra, y que los transexuales masculinos tienen el hipocampo tan pequeño como las mujeres.
Todos los experimentos indican que poseemos dos mentalidades: una emocional (más antigua, de origen animal) y otra racional (más moderna, exclusiva de la especie humana).
Ambas dependen de las informaciones recibidas por la percepción sensorial con cuyos datos el cerebro construye una especie de holograma, que la memoria conserva, como indica Karl Pribran, neurofisiólogo de la universidad de Stanford.
Los dos hemisferios cerebrales están compuestos de cuatro lóbulos (temporales, frontales, parietales y occipitales) donde se procesan las informaciones sensoriales, pero están recubiertos por algo mucho más importante: una fina piel de pocos milímetros de espesor, llamada corteza cerebral (también conocida como “cortex”, del latín “cerebral cortex”, que cubre las circunvalaciones de los lóbulos.
Esta corteza integra las funciones mentales más superiores, la movilidad general, la percepción y el raciocinio. ¿No podríamos llamarla “la piel de la conciencia”?
Creo que estoy en el buen camino, porque, según los científicos, “la pasión por aprender es la herramienta para sobrevivir”. Hace cien mil años, el cerebro humano era igual que el de hoy en su estructura, aunque las experiencias lo van modernizando constantemente en sus funciones. El sistema nervioso surgió y evolucionó a partir de la necesidad de moverse, por eso sólo tienen cerebro los animales que lo necesitan.
Antonio Damasio, por su parte, aclara que nacemos con un mandamiento que se lleva en los genes, que es el de mantener la vida durante nuestra existencia. “Cada operación de nuestro cerebro gira alrededor del problema de mantener la vida”. En otras palabras, yo diría que nos pasamos nuestra corta vida luchando siempre con la muerte, pero en realidad deberíamos pasarla disfrutando de la vida, porque es la mejor manera de ganar la partida..
hector- Jefe Colaborador
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